Algo de mí...5

A veces tenemos aptitudes que pueden quedar ocultas toda la vida, yo me di cuenta a los veinte años que tenía puntería. Es verdad que no tendría por que tener demasiada importancia, solo era un juego, un pasatiempo que además no practicaba habitualmente solo las veces que había feria en mi pueblo. Pero una cosa llevó a otra.

Mi amigo Luís se convirtió en mi marido, y mas tarde en el padre de mi hijo. No tengo nada que reprocharle, pero llegó un momento que nuestra vida en común no tenía sentido.
Éramos demasiado diferentes, con una visión de la vida demasiado dispar. Y ahí empezó lo que sería la segunda parte de mi vida, tan diferente a lo que había sido hasta entonces.

Me encontré con treinta años sin trabajo y con un hijo de ocho años al que cuidar. Mi vida laboral no había sido nunca una alegría para mí, solo un medio de subsistencia. No había oído nunca la llamada de ninguna vocación, así que me dediqué a realizar diversos oficios de lo más anodinos.
Pero no suponía para mí ningún problema, mis intereses se centraban en mi visa personal: mi familia, mis amigos y mi ocio.

Comentarios

Publicar un comentario