Algo de mi 13...


CAPITULO IV



-¡Oiga! Oí a mi espalda.
Al girarme vi que aquel hombre se acercaba a mí.
-Hola Cecilia, me llamo José. ¿Tiene un momento?
Dos cosas me sorprendieron, primero que mi suposición de ser observada por ese hombre era real y dos que además sabía mi nombre.
¿Qué más sabría?
-¿Nos conocemos? Le contesté.
-No del todo, aunque sé muchas cosas de usted. Si tiene un momento me gustaría que hablásemos.
No disponía de demasiado tiempo y así se lo hice saber.
-No se preocupe es un momento, le invito a un café.
Más que una charla, aquello fue un sondeo.

Era un hombre de mediana estatura, ni grueso ni flaco, ni guapo ni feo, era lo que llamaríamos un hombre invisible. Nada en él llamaba la atención, su era voz similar a su aspecto físico, ni muy grave ni muy aguda.
Nunca me tuteó, ni se lo pedí nunca. Era un hombre que ofrecía seguridad pero no confianza, imponía siempre una distancia que yo tampoco intentaba cruzar. Nuestra relación era esporádica, siempre aséptica, fría, profesional.
Resulta curioso cómo un hombre que me cambió tanto la vida sintiera no obstante tan poca simpatía por él. Tampoco era desprecio ni odio, era sencillamente apatía. Ni frío ni calor, él en sitio y yo en el mío.

Comentarios

Publicar un comentario