Algo de mí 20...


Más difícil lo tengo con Manuel, he de recurrir a amigas, vecinas, mi madre y a Luís; pero por ahora me voy apañando, lo difícil es explicar el porqué de mis ausencias. Generalmente doy el mismo motivo a todos, una semanita para mí sola para desconectar un poco. Evidentemente es una excusa que resulta difícil de sostener. ¿Desconectar de qué? Me suelen preguntar, después de todo trabajar, llevar mi casa y el grueso de la educación de mi hijo no es motivo por lo visto para que ninguna mujer tenga necesidad de descanso. Pero mi reputación de rara me ayuda en este caso, soy la que necesito desaparecer de tanto en tanto.

La forma que tiene José de comunicarse conmigo es sencilla y eficaz, desde un teléfono público me llama a mi móvil y suele dejar algún mensaje sencillo, igual me encuentro con un
-Lo siento me he equivocado. Como un
–Cuándo puedas.
Con ello ya sé que tengo toda la información que necesito en una caja de seguridad de un banco de Paseo de Gracia: el destino y mi objetivo. En ese mismo banco guardo la pistola, siempre la misma.

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