El collar‏

Hace tres años que por primera vez en mi vida me fui de viaje sola, el destino fue Marrakech.

Como os podéis imaginar viví un montón de anécdotas y sensaciones en esas vacaciones tan distintas a las que había vivido hasta entonces.

Una de las costumbres que tengo cuando viajo es que nunca me apetece comprar nada los primeros días, siempre lo dejo para el final…y fue el caso con este collar.

Volvíamos del sur de Marruecos dirección a Marrakech dónde teníamos que coger el avión al día siguiente dirección Barcelona, en una de las paradas que hicimos para tomar algo había junto a la carretera una pequeña tienda de souvenir y le eché un vistazo pero esta vez con la idea de si algo me gustaba lo compraría.

Y lo vi, me encantó y me puse al arte del regateo…sin ningún éxito por mi parte…no hubo manera de que me lo rebajara, ni con la técnica del…pues nada me voy!
Nada, el hombre erre que erre con el precio que era un equivalente a unos 15€.
Así que pagué lo que él quiso y me fui también contenta ya que el collar me encantaba.

Cómo despedida quedamos para cenar todo el grupo en la famosa plaza de Djema'a el-Fna, y justo en medio de ésta el collar se me rompe desperdigando todos sus abalorios en la tan concurrida plaza.
El grupo entero (7 personas), un niño y una niña salieron disparados recogiendo todo lo que pudieron, de no sé dónde alguien me ofreció una pequeña bolsa de plástico y salvé lo que pude del recién estrenado collar.

Al llegar a casa le comento a mi hija el caso y dejo la bolsita en una estantería de la cocina para que con sus manitas lo intente arreglar…de esto han pasado tres años.
Al principio por que faltaba el cordón, luego por que ya lo haré, el caso es que la bolsita empezó a molestar y la guardé en un cajón dónde ha descansado hasta ahora, dónde por fin ha visto la luz de nuevo.