El martes nos pusimos en marcha directos a Viana, el que sería el último pueblo de Navarra donde nos hospedaríamos.
Según el libro que llevábamos la etapa de ese día debería haber sido Los Arcos-Logroño, pero los 28Km que separan estas dos poblaciones nos parecieron excesivas, así que lo dejamos en una jornada de 18,6 Km.
El mister y Martín tuvieron la desagradable sorpresa de encontrarse con unas ampollas importantes en los pies; el año pasado el peque se encontró con el mismo problema y este año tuve la precaución de comprarle calcetines especial trekking y cada mañana antes de empezar a caminar
se embadurnaba bien los pies de vaselina, pero ni por esas, éstas hicieron acto de presencia. Lo único que se puede hacer es durante la marcha estar con las tiritas compeed, y al llegar al albergue ducharse y dejar el pie lo más ventilado posible.Esta etapa fue más dura que la anterior, las continuas subidas y bajadas y un sol que
se dejó ver toda la mañana nos agotó más.Pero la llegada a Viana bien lo valió, nos encontramos con un albergue en pleno centro histórico cuidado, limpio y con un sabor medieval a juego con la población.
Después de la obligada siesta pasamos una agradable tarde de turismo y antes de las 22 horas ya estábamos en la cama a la espera del día siguiente día.
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