Ganas de estudiar...3

En cuanto me dieron la solicitud de prescripción sabía que muchas cosas habían de cambiar en mi vida para poder hacer frente al posible ingreso a la universidad. Con lo primero que me tuve que enfrentar fue con mi pasado.

¿Qué hubiese querido estudiar?

Si hacía memoria recordaba que de pequeña siempre decía dos profesiones soñadas: granjera o maestra.

Si me enfrentaba con mi presente había dos temas que me gustaba: la psicología y la historia.

Y si intentaba enfrentarme con el futuro no veía de qué manera podía sacar horas para poder estudiar una carrera.

Así que sin tener nada claro lo que estaba haciendo me puse a rellenar la susodicha inscripción...dejando al azar que escogiera.

Por lo visto el primer mandamiento era poner solo una opción, ya que de esta manera la administración se veía forzada ha concederla. Pero para mí, perdida en una laguna de dudas fue mi salvación: rellené todas las lineas con todas las carreras que me atraían.

Sabía que la primera era la favorita así que después de darle muchas vueltas me decidí por indicar Maestra con la especialización en Lengua Francesa.

En su momento pensé que era la mejor manera de esforzarme ha desenvolverme en esos tres idiomas que conocía.

Y por fin llegó el día de la prueba, por primera vez pisaba una universidad ya que ésta se realizaba en la Universidad de Económicas en la Diagonal de Bcn.

Eramos muchos y todos muy nerviosos, por la mañana nos tocaba las comunes y por la tarde las especificas.

De ese día recuerdo el cansancio físico con el que llegué a casa, literalmente agotada... pero feliz.

Sabía que había aprobado, lo presentía; aunque mi fuerte de la tarde, la historia, nos había noqueado a todos...se centró en un tema que prácticamente no habíamos tratado: el nacimiento del feminismo.

Pero aún así estaba satisfecha, necesitaba algo más de un cinco para entrar en casi todas las opciones que había indicado...ahora tocaba esperar.

Las notas se publicaban por Internet, pero no hizo falta que me conectara...una llamada a las ocho de la mañana cuando estaba a punto de salir de casa con los niños para llevarlos al colegio e ir a trabajar me puso al corriente.

El director de la academia me felicitaba por mi aprobado...tenía nota suficiente para hacer cualquiera de las deseadas. Aún noqueada por la noticia seguí con mi rutina...y a la espera de los que la administración decidiera, sabía que cualquiera de ellas me estaría bien.