Lo escuchaba mientras íbamos caminando por el sendero que llevaba del club de tiro hasta una cercana población, se le veía satisfecho casi contento. Yo había pasado mi prueba pero en ese momento me di cuenta que tal vez él también había pasado su propia prueba.
-Un error que no has de volver a cometer es no comprobar si la victima ya es fiambre, esto es fundamental. Por lo demás aunque hay cosas a mejorar, repito estoy impresionado y satisfecho de tu trabajo.
Nunca hablaba en plural, no supe jamás si detrás de él había alguien o si pertenecía a alguna agrupación de la índole que fuese y aunque nunca se lo pregunté siempre di por sentado que José no era más que un peón, y que yo me había convertido en su brazo ejecutor.
Te estás acostumbrando a matar, los fiambres anteriores, después los pajaritos para la paella de Toro y ahora el brazo ejecutor de José.
ResponderEliminarA dónde vas a llegar?
Saludos, depredadora.
Tiene toda la pinta de ser obispo.
ResponderEliminarBesos.
Je, je...hola Javier/Xavier...que si paellas, que si pajaritos, que si obispos...que imaginación más febril ;)
ResponderEliminarPetons¡!