Viena I

Este verano hubo visita sorpresa a Viena, digo sorpresa porque no teníamos nada preparado por tener distintas fechas pero al final pudimos cuadrar una semana y en unas pocas horas nos decidimos y reservamos vuelo+hotel, la magia de Internet funcionó.

Antes de comentar nada de esta villa imperial, me voy a centrar en los aeropuertos, esos lugares inhóspitos y fríos, donde parece que su función principal es la de despistar, enredar y marear al pasajero.
Mi experiencia siempre es decepcionante, he conocido algunos de los aeropuertos más transitados del mundo y siempre he vivido una fría acogida, una emoción que siempre ha desentonado con la capital que visité.

Pero esta vez reconozco que la sorpresa fue positiva, nos encontramos un aeropuerto relativamente pequeño, funcional, limpio, directo y fácil de transitar.
La comunicación con el centro está fácilmente resuelta con un tren puntual y cómodo, aplaudí a estos vieneses que tan bien acogen a sus visitantes.

Continuará...

Comentarios

  1. Sí el viaje comenzó bien desde el aeropuerto, seguro que fue muy bien. Tengo ganas de leer más
    Besos
    Emma

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  2. No defraudó, Viena es todo lo que uno se espera.
    La esencia imperial es palpable en casa piedra de esa gran ciudad.

    Petó

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